Con este artículo no queremos enseñarte ni las mejores vajillas vintage, ni los sofás chester, ni todo lo que hoy en día conocemos como vintage. Hemos querido ir mas allá de lo que se le atribuye a la palabra vintage dentro del mundo de las bodas y teníamos inquietudes de ¿Cómo eran antes las bodas de que las conociéramos como las conocemos a día de hoy?
Posiblemente, cuando veas las fotos y el vídeo que hemos preparado pienses que ha pasado una eternidad desde esas fotos hasta ahora, pero solo han transcurrido 50 años. 50 años realmente no es nada para el cambio gigantesco que han sufrido las bodas. A diario nos encontramos con innumerables tendencias, palabras como bodas vintage o estilo boho chic y un sinfín de conceptos. Entre este inmenso bosque de innovación y de querer siempre ser tendencia por lo diferente y no por la esencia es en la que nos encontramos en estos momentos. Las bodas se están engalanando con sus mejores galas y nosotros, los fotógrafos somos muy responsables de este auge materialista que envuelve a las bodas. Vemos muchas bodas de mentira, muchas sesiones imposibles y muchas fotos que mas que una boda parecen sacadas de un sueño utópico deseado. Vemos las últimas tendencias, las mas diferentes y estrambóticas para poder así raspar algunos likes y comentarios por la espectacularidad de las imágenes que hacemos tranquilamente en una tarde junto a un guión de diferentes outfits. Pero eso no son bodas, son editoriales.
Tratamos de conquistar por los ojos que ven y no por el corazón que podemos transmitirle a las fotografías. La fotografía de bodas no es un aglutinamiento de tendencias en un lugar, es mas que eso. La fotografía de bodas es compartir desde lo visible hasta lo invisible que podemos capturar en una milésima de segundo. Por esa razón, creíamos que tenemos que mirar atrás y aprender de los orígenes es muy necesario.
Cuando la boda que vais a ver se celebró, nosotros aún ni existíamos y por eso no se nos ocurrió mejor idea que Manuela, la abuela de Sara fuera, la encargada de como vivió ella en primera persona su boda. Es una historia que verdaderamente hemos disfrutado grabándola porque a parte de crear recuerdos que con los años cobrarán mas y mas valor personal para nosotros hemos podido escuchar de primera mano muchas palabras que necesitábamos escuchar.
Necesitábamos escuchar la vuelta a la sencillez, la naturalidad que envuelve a este bonito mundo de las bodas. Necesitábamos escuchar la importancia de las fotos cuando pasen 50 años y hablar de lo que le falta a Manuela en sus fotos 50 años después.